sábado, 18 de diciembre de 2010

LAS OPINIONES DE JESUS BLANCO (COMENTARISTA DEL MINUTADO DE GH)

¿Quienes son tus favoritos? me preguntan.
En fin, en vista de que no está pasando nada y que me lo habéis preguntado ya tropecientas veces…

Sólo para que conste en acta, si no lo digo no es porque alguien me lo prohíba, sino porque (1) no suelo tener favorito y (2) me da mucha pereza la gente que se toma estas cosas como una ofensa personal (¿?) o como un ataque contra la objetividad (por mucho que la objetividad sea un concepto abstracto irrealizable) y se ponen a pegar gritos en los comentarios.
Dicho esto, me resulta muy difícil pensarlo en términos de “favorito”, así que voy a proceder por descarte…
Sinsorgos: Marta, Cata, Dámaso y Anup.
Agotadores: Terry, Jotha, Patricia y Chari.
Indiferencia: Marcelo y Lydia.
Así las cosas, supongo que mis favoritos son Yago y Laura.
¿Por qué?
Me gusta Laura porque debajo de sus formas poligoneras y de su grajo infernal me parece muy frágil. No sabe manejar sus emociones. Mantiene actitudes que atentan contra ella misma. Es el único concursante que queda al que prestaría dinero. Eso sí (lo voy a poner, maldita sea), su relación con Marcelo no me interesa lo más mínimo. Pero, sobre todo, me encanta su madre.

Respecto a Yago… es más difícil. Me gustaría que se quedase un poco más porque es un pasota y, sin embargo, no protesta, característica que ya es una rareza en sí misma.
Véase Jotha.
Véase Terry.
Además, es el segundo concursante (en las 3 ediciones que llevo narradas) que no hace responsable de su emotividad a terceras personas.
Véase Chari.
Porque no necesita (o al menos, no lo parece) ser el centro de atención.
Véase Patricia.
Véase Dámaso.
Porque rehuye del porno emocional y maneja sus sentimientos de forma implícita. Es el más listo e ingenioso de todos los que quedan juntos. Es el único que tiene algo de sentido del humor. Los demás motivos que veo para que siga serán los motivos que otros verán para echarle, pero que le vamos a hacer: se cambia de grupo sin ponerse ni colorao, torea a los demás concursantes (les promete cosas absurdas en el exterior, y van y se lo creen), no se siente responsable de los demás concursantes (porque al contrario de lo que podría pensarse, no es responsable de los demás concursantes). Porque no llora. No entra en bucle. No se brota. No se lo toma todo como una ofensa personal.
Es impasible.
Porque intentar engañar a todo el mundo todo el tiempo y encima contárnoslo en el confesionario, es de una desfachatez olímpica. Porque se mueve por interés. Como todos, pero no se cuenta mentiras al respecto.
Véase Anup.
Y así sucesivamente.
Es decir, me gusta porque es un amoral (no confundir con inmoral). Porque es el malo, un malo distinto de los que hemos tenido hasta ahora, que eran únicamente “malos”, sin nada más. Y en un programa en que el público se (nos) autoproclama adalid de la moral desenfundando el móvil para hacer justicia, me parece divertidísimo que un sujeto así continúe en la casa.
Ale. Siento no haber sido más sintético.

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